¿Practicas en tu día a día la postergación de la gratificación?
Empecemos por lo básico, según el Ministerio de Educación de Colombia (MEN), la postergación de la gratificación significa renunciar a una satisfacción inmediata por una meta u objetivo más importante y/o valorado a mediano o largo plazo. Esta capacidad de postergar la gratificación puede ser aplicada en todos los aspectos de tu vida; para la comida, los viajes e incluso esos antojos que te gusta darte.

Este concepto te podría parecer como algo que no necesites aplicar, pero lo cierto es que es una capacidad que te ayudará a controlar tus impulsos y de esa manera podrás ajustar tu conducta para que se pueda alinear con tus metas, objetivos y expectativas, así obtendrás un beneficio mayor en un futuro. Esta gratificación aplazada te dará una mayor motivación y potenciará la manera en que estableces tus metas.
Si lo que estás buscando es impactar positivamente en tu vida académica, laboral e incluso social, esta es la habilidad que necesitas, ya que te ayudará no solo a disfrutar más de esas recompensas sino que también te ayudará a aumentar tus competencias, como la motivación, la toma de decisiones, manejo de conflictos y tu autoeficacia, esto debido a que al ponerlas en práctica se volverán parte de tu día a día. El manejo de tus impulsos se considera como una característica personal positiva, así lo indica el psicólogo y padre de la inteligencia emocional Daniel Goleman, para él quienes necesitan una gratificación instantánea no podrán desarrollar de forma correcta el autocontrol.
Ahora te vamos a explicar esta habilidad con un caso aplicable en la vida real: imagínate que eres un niño y te dejan solo en una habitación con tu dulce o golosina favorita, la persona que te la ofrece te dice que te la puedes comer si eso es lo que quieres, sin embargo, esa persona debe salir y te dice que si al regresar no te la has comido te dará otra más, ¿qué harías en esa situación?, ¿comerías tu dulce ahora o esperarías por una mayor recompensa?. Bien, pues esta es la situación que plantea el psicólogo Walter Mischel con el experimento del masmelo, puedes ver el vídeo aquí.
El Stanford Marshmallow Experiment, que se realiza desde el año 1972, indicó que, por un lado, para los niños menores de 4 años era más difícil y no lograban postergar la gratificación ya que no han desarrollado sus habilidades por completo. Por otro lado, los niños entre los 4 y los 6 años lograron postergar su recompensa un poco más, ya que ponen en práctica la función ejecutiva de sus cerebros, la cual se enfoca en lograr metas y orientación al futuro.
A través de esta investigación, se evidenció que el correcto control de estos impulsos, puede influir positivamente en los logros académicos o laborales a largo plazo; al igual que se buscaba identificar que podría influir en la fuerza de voluntad y cómo se podría mejorar.
Lo cierto es que esta habilidad depende mucho del autocontrol que tengas, pero también es algo que puedes entrenar, puedes hacer lo siguiente:
Distrae tu atención de aquello que deseas y posterga la adquisición
Identifica las consecuencias a largo plazo
Busca mayores recompensas para largo plazo
Incluye metas a largo plazo en tu plan de vida
Identifica aquello que obstaculiza o que es una tentación para ti
Así que la próxima vez pregúntate, ¿realmente quiero recibir esa recompensa ahora?. Con una serie de acciones físicas o cognitivas empezarás a tomar decisiones más conscientes que impliquen una gratificación a largo plazo, te ayudará a alcanzar tus planes y metas de vida.